La vanguardia de los semiconductores en sostenibilidad: ¡Aún queda mucho por hacer!

La fabricación de chips está experimentando una reestructuración a medida que los fabricantes líderes de semiconductores consideran trasladar más ensamblaje y pruebas de back-end a las instalaciones nacionales en lugar de la región Asia/Pacífico. A medida que se acerca el Día de la Tierra, surgen preguntas sobre lo que los semiconductores pueden hacer para reducir su huella de carbono.

Un nuevo informe de Deloitte revela que Estados Unidos y Europa tienen ambiciosos objetivos de aumentar su capacidad de fabricación nacional de chips. Según el informe, Estados Unidos tiene la intención de aumentar su participación nacional en la capacidad de fabricación de chips del 11% en 2020 al 30% en 2030, y Europa pretende expandir su participación del 9% al 20% durante el mismo período.

Debido a que se espera que la industria global de chips "se duplique aproximadamente en tamaño" durante este periodo de tiempo, "realizar estos cambios requiere que las empresas de semiconductores consideren ciertos matices relacionados con los posibles riesgos y desafíos que deben planificar" a medida que se diversifican, señala el informe.

Construyendo una industria de semiconductores sostenible

Según el informe, la sostenibilidad es uno de esos desafíos, ya que la industria de los chips "probablemente esté contribuyendo al cambio climático. El proceso de producción de cada nueva generación de chips utiliza más energía, agua y gases de efecto invernadero -especialmente gases de proceso con alto potencial de calentamiento global que son difíciles de mitigar- que la generación anterior. Y para 2030, el sector de tecnología de la información y las comunicaciones podría representar el 20% de la demanda global de electricidad".

Según los investigadores de Deloitte, algunos fabricantes de semiconductores han sido proactivos en sus esfuerzos de sostenibilidad. Por ejemplo, algunos han establecido objetivos de emisiones netas cero con el objetivo de utilizar más energía renovable para alimentar sus fábricas y oficinas, además de minimizar las emisiones de energía en sus operaciones de la cadena de suministro. Algunos fabricantes de chips y fundiciones ya han implementado tecnologías que les permiten reciclar y reutilizar el agua.

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Pero no son suficientes las empresas de chips que se centran en la sostenibilidad. "Cinco empresas de semiconductores con una capitalización de mercado combinada de más de $900 mil millones aún no se han comprometido con objetivos de emisiones netas cero hasta mediados de 2022", señala el informe. "2023 podría ser el año en que más de los grandes jugadores establezcan objetivos audaces y tomen acciones específicas más allá de las compensaciones básicas de carbono".

Deloitte ha trabajado con fabricantes de semiconductores para ayudarles a seleccionar normas de divulgación climática y ESG adecuadas, como la Sustainability Accounting Standards Board y la Iniciativa de Informe Global para la divulgación, y la Science-Based Targets initiative para el establecimiento de objetivos de descarbonización, dijo Brandon Kulik, un principal en la Práctica TMT de Deloitte.

Las normas individuales que cada empresa adopta son en gran medida una cuestión de ajuste específico al negocio, dijo Kulik. Pero no hay duda de que "es necesario reducir las emisiones tanto de las operaciones directas de las empresas de semiconductores como, cada vez más, en toda la cadena de valor, lo que requiere colaboración con los socios de la cadena de suministro", afirmó.

Los semiconductores pueden capturar, reciclar o reducir gases

Aunque el uso y el reciclaje del agua han mejorado considerablemente en el proceso de fabricación de chips, "todavía existen oportunidades significativas, especialmente en el uso de energía y en la obtención de energía renovable, tanto para el suministro principal como de respaldo, así como en la transición hacia el uso de productos químicos menos dañinos", señaló Kulik.

Específicamente, señaló los gases de proceso con alto potencial de calentamiento global. "Estos gases de proceso se pueden capturar, reciclar, reducir o incluso reemplazar, aunque llevará tiempo", dijo Kulik. "Cada uno de estos requerirá cada vez más que los fabricantes trabajen juntos para influir en aspectos como la disponibilidad de energía renovable y la escalabilidad de los nuevos procesos".

En cuanto a las emisiones durante el ciclo de vida mientras sus productos están en uso, aún existe un gran potencial de innovación para que los semiconductores reduzcan la energía utilizada por los chips/circuitos individuales, afirmó Kulik.

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"También existe una oportunidad creciente para que los diseñadores y fabricantes de chips trabajen con sus clientes para diseñar y fabricar circuitos y productos completos que estén optimizados para la eficiencia energética y, con el tiempo, para el reciclaje y la circularidad. En el caso de los centros de datos, por ejemplo, en un periodo de cinco a diez años debería haber potencial para que los chips se optimicen para nuevas tecnologías de distribución y refrigeración de energía", añadió.

El informe de Deloitte afirma que 2023 será un año crucial para la industria de chips, y señala que las empresas "pueden formar alianzas estratégicas con todos los actores de la cadena de suministro y trabajar de manera más cohesionada para explorar y desarrollar nuevas tecnologías y métodos que ayuden a acelerar los esfuerzos de descarbonización". No obstante, el informe agrega que existe escepticismo sobre si la industria podrá lograr el objetivo de cero emisiones netas.

El informe también sugiere que las empresas de semiconductores "deberán considerar un mecanismo de informes ESG y financieros más elaborado y completo". Estas divulgaciones adicionales son vitales porque podrían ayudar a proporcionar una mayor transparencia operativa a las comunidades locales con respecto a las medidas que las empresas han tomado para abordar el impacto ambiental y cómo están incorporando prácticas sostenibles en sus instalaciones de fabricación y oficinas locales, según el informe.

"Y no tienen que conformarse con ser víctimas del cambio climático, ni mucho menos empeorarlo", enfatiza el informe de Deloitte. "En su lugar, pueden hacer de 2023 un punto de inflexión para unirse, definir los primeros pasos (incluido el establecimiento de objetivos de cero emisiones netas) y comenzar a contribuir a la solución".

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