Las 10 competencias clave para tener éxito en una carrera de TI

Disfrutar de una exitosa carrera como profesional de Tecnología de la Información (TI) siempre ha sido un desafío, ya que se espera que seas un "hombre orquesta", experto en todo. En cualquier caso, y sin importar el enfoque, necesitas una amplia y variada gama de competencias para mantenerte en la cima de tu juego. Lo interesante es que muchas de estas competencias trascienden las habilidades técnicas tradicionales de TI y pueden aplicarse igualmente a otras disciplinas funcionales. En realidad, la diferencia entre nosotros y "ellos" no es tan grande como se piensa.

Índice de Contenido
  1. #1: Entender las tecnologías existentes y emergentes
  2. #2: Diseñar arquitectura técnica
  3. #3: Integrar sistemas
  4. #4: Comprender las prácticas empresariales, enfoques, organización, política y cultura
  5. #5: Gestionar proyectos; planificar, priorizar y administrar el trabajo
  6. #6: Comunicar y escuchar; recopilar información
  7. #7: Enfocarse en los resultados
  8. #8: Pensar de manera estratégica
  9. #9: Influenciar y persuadir
  10. #10: Ser adaptable

#1: Entender las tecnologías existentes y emergentes

Probablemente la competencia más fundamental que todo profesional de TI necesita es una base de conocimiento sólida y amplia en sus habilidades técnicas. Es como la necesidad de alimento y agua en la jerarquía de necesidades de Maslow: sin importar lo demás, debes tener esto para sobrevivir. Toma cursos, lee publicaciones, investiga productos, únete a una organización profesional, dedica más tiempo a Newsmatic, pero asegúrate de tener toda la información que necesitas sobre la tecnología que estás utilizando, junto con las mejores prácticas para aplicarla.

Si buscas certificaciones, recuerda que tu objetivo no es simplemente agregar más letras después de tu nombre, sino maximizar el valor de la experiencia educativa. Ganar el juego requiere que no solo estés enfocado en el presente, sino que también anticipes lo que viene en el futuro cercano. La evidencia histórica sugiere que el ciclo de vida promedio de cualquier sistema es de aproximadamente 18 meses, por lo que el proceso de planificación de cómo reemplazar lo que acabas de construir comienza prácticamente en el momento en que terminas de construirlo. La planificación es mucho más efectiva cuando sabes de qué estás hablando. Estar informado sobre las tendencias emergentes es una responsabilidad fundamental en nuestra industria, algo que debe hacerse diariamente para mantenerse actualizado.

#2: Diseñar arquitectura técnica

Cualquiera puede construir un componente de sistema que, como función individual, sea brillante en su concepción y ejecución. Pero si falla cuando lo conectas al sistema más grande, no has logrado mucho. Ya sea que seas responsable del diseño general de aplicaciones y redes o formes parte de un equipo que construye componentes en apoyo de una arquitectura empresarial, necesitas conocer los principios de un diseño arquitectónico sólido y eficaz.

El diseño de una arquitectura técnica efectiva une todas las piezas de manera que la máquina funcione sin sacrificar la facilidad de uso y el costo. Siempre he creído que el diseño arquitectónico se hace mejor siguiendo la Navaja de Occam, que en latín significa "no se deben multiplicar las entidades innecesariamente". Dicho de otra manera, lo más simple es mejor. Al pensar en el diseño, recuerda que aunque cada organización tiene algunos procesos únicos, la mayoría de los procedimientos operativos son bastante comunes y se pueden abordar con soluciones configurables y de bajo costo. Muchas arquitecturas pueden basarse en la compra y ensamblaje de un número reducido de componentes preexistentes en lugar de intentar reinventar la rueda. Al hacerlo, generalmente puedes proporcionar a tus clientes un producto de calidad y fácil de operar en menos tiempo y a un costo menor. Este mismo concepto se aplica igualmente al diseño y desarrollo de aplicaciones y sistemas individuales.

#3: Integrar sistemas

La tecnología sirve para muchos propósitos, y una de las capacidades más importantes es la automatización de procesos. En lugar de utilizar métodos tradicionales para ordenar suministros, administrar inventarios y llevar productos al mercado, el procesamiento de la cadena de suministro agiliza las operaciones al permitir a los proveedores y fabricantes controlar las complejas interacciones que permiten que las materias primas se muevan a través del proceso de fabricación y lleguen a los clientes como productos terminados. Cualquier organización que tenga una arquitectura compuesta por sistemas heredados (y ¿quién no?) puede mejorar la productividad mediante un mejor flujo de datos a través de esas aplicaciones. Cumplimientos normativos como Sarbanes-Oxley y otros requieren que las empresas certifiquen los controles internos, que a menudo se encuentran en los límites comunes entre sistemas. A medida que los productos y las plataformas proliferan y las empresas conectan cada vez más sus sistemas con otros, la interoperabilidad de alta calidad se vuelve imperativa.

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#4: Comprender las prácticas empresariales, enfoques, organización, política y cultura

Las entidades corporativas son organismos complejos, y al igual que los copos de nieve, no hay dos iguales. La dinámica que impulsa el funcionamiento de un negocio en particular no es fácil de entender. A menudo, especialmente en organizaciones más grandes, debemos lidiar con múltiples culturas: una a nivel empresarial y otras a nivel divisional o departamental. Y justo cuando piensas que es seguro volver al agua, tus instintos finamente afinados sobre cómo funciona tu empresa te fallan después de una fusión o cambio de dirección que lo cambia todo. Ignorar la política es peligroso. Podemos no apreciar a los directivos que actúan como avestruces, aquellos que meten la cabeza en la arena y fingen que no pasa nada. Pero no debemos ser tan engreídos como para pensar que podemos navegar por aguas corporativas traicioneras sin prestar atención a la fuerza de las mareas o la dirección del viento. Del mismo modo, aunque gran parte de la dinámica organizacional es conocimiento genérico y transferible, es absurdo pensar que el éxito en un entorno corporativo garantiza el éxito en otro. Debemos aprender las peculiaridades de cada nuevo entorno en el que nos encontramos.

#5: Gestionar proyectos; planificar, priorizar y administrar el trabajo

Joe Torre es considerado comúnmente uno de los mejores managers de todos los tiempos. Es dudoso que los New York Yankees hubieran logrado nueve primeros lugares, seis campeonatos de la Liga Americana y cuatro anillos de la Serie Mundial desde 1995 si Joe no tuviera un buen plan de juego. No solo un plan sobre cómo llegar y ganar en la postemporada cada año, sino un plan para cada juego.

Ya seas un gerente o un empleado, una superestrella o un suplente, debes ser capaz de planificar tu trabajo tanto a corto como a largo plazo. ¿Qué planeas hacer hoy? ¿Esta semana? ¿Este año? ¿Cómo vas a lograrlo? Haz muchas preguntas que comiencen con "qué" y "cómo". Si eres un desarrollador o un administrador de redes y tienes aspiraciones de llegar a puestos de dirección algún día, debes desarrollar esas habilidades de planificación desde ahora. Si no puedes gestionarte a ti mismo, seguramente te resultará difícil gestionar con éxito a personas y proyectos complejos.

#6: Comunicar y escuchar; recopilar información

Sé mediocre en todo lo demás, pero sé perfecto en esto: comunicación. Es una de las dos competencias clave que todos deben tener y es especialmente importante para los profesionales de TI. La buena comunicación es bidireccional, se da tanto como se recibe. Este es un lugar maravilloso para ejercer tu espíritu generoso, porque no existe tal cosa como una comunicación excesiva.

No importa en qué creas que trabajas, todo profesional de TI en realidad es un consultor. Como consultor, tienes la responsabilidad de brindar el máximo valor a tu cliente. Hacerlo significa que conoces el negocio de tus clientes al menos tanto como ellos, y eso implica escuchar. Tus clientes tienen derecho a saber qué están obteniendo por el dinero que te pagan, y eso significa que debes informarles proactiva y regularmente sobre lo que estás haciendo en su nombre.

Esto es difícil para los profesionales de TI típicos. Muchos de nosotros ingresamos a esta área en parte porque nos relacionamos más con el código y los cables que con las personas. Y la mayoría de nosotros, en general, somos personas serviciales. Nos disgusta decir que no y nos molesta dar malas noticias. Es mejor sentarnos en nuestros escritorios con la cabeza baja y hacer nuestro trabajo. Todos estos son errores fatales y, aunque está lejos de ser fácil y puede chocar con tu personalidad, no tienes más opción que desarrollar estas habilidades. Aquí está la buena noticia: cualquiera puede aprender cómo hacerlo, y se vuelve más fácil con el tiempo y la práctica.

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#7: Enfocarse en los resultados

La otra competencia absolutamente crucial es la capacidad de ejecutar. Los planes son geniales, pero las palabras baratas. Al final del día, debes tener algo que mostrar por tus esfuerzos. Una buena manera de comenzar es conocer algunos datos clave sobre tu cliente, como quiénes son y qué es lo que quieren. Como profesional de TI que opera de manera consultiva, tienes la responsabilidad de asesorar a tu cliente, basándote en tu conocimiento y experiencia. Pero no olvides que, en última instancia, es tu cliente, ya sea tu jefe, tu compañero de trabajo, tu líder de equipo o quien sea el consumidor final de tus esfuerzos, quien toma las decisiones, y a veces esas decisiones no son las que recomendaste. Deja tu ego a un lado y haz lo necesario para lograr los resultados acordados. No permitas que el análisis parálisis te ralentice y no te entregues a una cruzada quixotesca para alcanzar un nivel aleatorio de perfección. La regla del 80-20 está en vigor: se puede lograr el 80 por ciento del resultado con el 20 por ciento del esfuerzo, y el valor incremental más allá de ese nivel a menudo no justifica el costo.

#8: Pensar de manera estratégica

El mundo es cada vez más competitivo y los profesionales de TI de hoy deben demostrar, todos los días, que pueden agregar valor táctico y estratégico y que son bienvenidos en cualquier reunión que se lleve a cabo en sus organizaciones. En los últimos 10 años aproximadamente, las empresas han comenzado a reconocer la importancia estratégica de la TI y han visto que no es solo un departamento marginal del área de contabilidad, sino que agrega valor en toda la organización. Los profesionales de TI son proveedores de servicios, y debemos pensar de nosotros mismos como tal.

Conviértete en un experto en los planes de negocio y estratégicos de tu empresa y esfuérzate constantemente por encontrar formas de apoyar y mejorar esos planes. ¿Tu empresa no tiene esos planes? Diseña uno para la tecnología. Tu departamento, al menos, operará de manera estratégica y es posible que puedas aprovecharlo como un trampolín para brindar liderazgo intelectual a la gerencia para ampliar el plan y cubrir toda la empresa.

La mayoría de los departamentos de TI son reactivos, esperando a que sus clientes comerciales les presenten ideas para nuevos sistemas. Los departamentos de TI altamente eficientes y exitosos son proactivos, trabajando de manera consultiva y colaborativa con sus clientes comerciales en busca de los objetivos y metas corporativos generales.

#9: Influenciar y persuadir

El modelo organizacional jerárquico y estilo militar de la década de 1950 ha dado paso a estructuras más planas y horizontales. Lo sé, todos tenemos jefes, y los jefes todavía tienen subordinados directos. Sin embargo, la persona que realiza tu evaluación de desempeño puede que no sea quien asigna tus tareas de trabajo. Agrega a eso algo de dispersión geográfica, una pizca de descentralización y un puñado de grupos de trabajo autónomos, y tendrás un guiso bastante variado.

La gestión directa ha sido reemplazada por la gestión de influencia. Ya no le ordenamos a la gente que haga cosas, ahora las persuadimos. Las convencemos. Negociamos, persuadimos e instamos. Recuerdas la comunicación, ¿verdad? Este es un excelente lugar para ejercitar todos esos músculos maravillosos de comunicación que has estado desarrollando. Esta es una competencia cúlmine, ya que se aplican otras habilidades, como el pensamiento estratégico y la orientación a los resultados. Los profesionales de TI con habilidades para influir en los demás siempre se destacan como productores eficaces, competentes y bien considerados. No cometas el error de pensar que esta competencia es solo para los gerentes. La influencia y la persuasión son habilidades clave que impulsan los entornos de trabajo colaborativos.

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#10: Ser adaptable

Han pasado los días en los que ser un profesional de la tecnología significaba tener experiencia en un entorno de desarrollo particular o saber construir y mantener una red. No me malinterpretes, aún puedes ganarte la vida haciendo solo esas cosas, y eres tan profesional como cualquier otra persona que se dedique a prestar un servicio de TI. Pero para convertirte en un profesional de TI verdaderamente completo, debes trabajar constantemente en expandir y perfeccionar tus habilidades.

Algunas competencias, como las habilidades técnicas y el conocimiento, son relativamente fáciles de adquirir. Otras, como el conocimiento del negocio, llevan más tiempo. La gestión de individuos y equipos, el liderazgo y la capacidad para trabajar de manera colaborativa con colegas y clientes requieren competencias conductuales basadas en actitudes y características personales.

Si elegiste una carrera en TI, también eligieron, por definición, ser agentes de cambio. Nuestra profesión cambia rápidamente y debemos asumir seriamente nuestra responsabilidad de cambiar junto con ella. Nuestros negocios cambian, nos guste o no. Las presiones competitivas, las nuevas entradas en la industria, el cambio de dirección de la gestión, el desarrollo de productos y cualquier otro factor causan cambios. Casi no hay área en ninguna organización que no esté influenciada por la tecnología, y como profesionales responsables, debemos ayudar a liderar a nuestras organizaciones en la adaptación a esos cambios.

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