El año del escritorio Linux: Por qué algunos usuarios se quedan con una distribución en particular

Estamos en 2022 y, por supuesto, es el Año del Escritorio Linux™. Quiero decir, hemos estado viviendo en ese año (o en su precipicio) desde hace décadas. Bueno, quizás tú sí. Yo lo intenté cuando formaba parte de la Oficina de Negocios de Linux de Novell, y nuevamente como COO de Canonical, pero nunca terminó de convencerme. Sin embargo, para muchos otros usuarios, han estado utilizando Linux en sus computadoras personales durante años, aunque no siempre la misma distribución.

Por eso, la pregunta del desarrollador Scott Williams me pareció tan interesante: "Antiguos saltadores de distribuciones, ¿qué te llevó a dejar de saltar y asentarte en una distribución, y cuál?"

Para las personas que realmente aman usar Linux en sus máquinas personales, cambiar entre Ubuntu, Arch, Fedora y [inserta el nombre de tu distribución favorita aquí] forma parte del atractivo, siempre en busca de una mejor forma de realmente disfrutar la experiencia. Entonces, ¿por qué algunos amantes de Linux, propensos a probar nuevas distribuciones, finalmente se establecen en una relación a largo plazo?

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Para algunos, como Islam Abdallah, saltarían entre distribuciones para siempre, pero el costo asociado con actualizar configuraciones y datos al cambiar a una nueva distribución es una limitante. Por supuesto, una máquina virtual puede facilitar el proceso de quedarse con el Linux que amas mientras coquetean con otra que podría resultar mejor, pero muchos quieren un lugar permanente para llamar hogar en Linux.

Para Rich Bowen, de Red Hat, él se decantó por Fedora porque "simplemente tenía sentido para mí, así que dejé de buscar". Ese "tener sentido" se refiere en parte a Fedora y en parte a Bowen (así como a otros que respondieron al tuit de Williams). Es decir, en cierto punto los usuarios dejan de querer "resolver acertijos cada vez que quiero hacer algo". Es cierto que la mayoría de los ajustes tempranos (y la falta ocasion al de Wi-Fi o audio en mi experiencia) en los sistemas operativos de escritorio Linux ya son cosas del pasado, pero como escribió Bowen, "en los 90 todo era un acertijo de Rube Goldberg cada vez".

De hecho, mientras que las primeras distribuciones de Linux (como Ubuntu) pueden haberse destacado por ser más amigables para el usuario, las distribuciones de Linux en los últimos años se han ocupado de todo eso. Tanto es así que Gio Van Bonner posiblemente tenga razón al afirmar: "[...] hay poca diferencia en la experiencia cuando se usa casualmente distribuciones. El factor que más diferencia es el entorno de escritorio/Gestor de ventanas que elijas. No hay nada que puedas hacer en Arch que no puedas hacer en Fedora".

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Y sin embargo... Fedora. Esto está lejos de ser científico, y tal vez los seguidores de Williams tienden a preferir Fedora por alguna razón, pero varias personas mencionaron a Fedora como la distribución que los hizo dejar de buscar. Como destacó un comentarista, "me sorprendió lo moderno, fácil de usar y fácil de mantener que es todo en [Fedora]. Todos mis juegos de Steam funcionan perfectamente y en algunos casos corren más rápido que en Windows".

Influencia corporativa en la comunidad de Linux

No todos están contentos con Fedora, o con la empresa (Red Hat) detrás de ella. Por ejemplo, Chris Goss, fundador de Amotan, indicó que evita algunas distribuciones de Linux debido a sus dependencias de cadena de suministro: "La elección y la libertad ahora son una ilusión en Linux. Todas las distros tienen una dependencia directa en componentes Red Hat internos. Es más fácil usar Fedora/RHEL y acabar con eso. Utilizo BSD siempre que sea posible para evitar depender de las grandes corporaciones estadounidenses".

Se refiere a componentes como systemd, que la mayoría de las distribuciones incorporan (aunque algunas hacen malabarismos incómodos para pretender que no dependen de él). Sin embargo, estas mismas herramientas resuelven problemas reales en un mundo multi-núcleo. Aún así, en una comunidad que valora tanto la independencia y la libertad, puede ser molesto sentirse atado a una empresa, incluso cuando esa empresa (como Red Hat, en este caso) ha hecho tanto bien para el software libre y de código abierto.

Esto plantea un punto quizás incómodo. Parece que algunas de las distribuciones de Linux más ampliamente utilizadas son aquellas que cuentan con una empresa detrás. No, esto no es un requisito (por ejemplo, Matthew de Detrich usa Arch/Manjaro desarrollados por la comunidad porque "AUR es una bendición en cuanto a conseguir paquetes/librerías actualizados (en combinación con un modelo de lanzamiento continuo) gracias a la facilidad/fricción cero de la comunidad para crear/mantener paquetes AUR"), pero sí es útil contar con una base estable de desarrolladores que contribuyan al proyecto. Retrocede en la historia de GNOME, por ejemplo, y verás que siempre ha sido el caso que la mayoría de los contribuyentes han sido remunerados por hacerlo.

Eso no es un fallo. Es una característica.

Para algunos, como Christian Rebischke (que eligió Arch), la comunidad es la razón por la que adoptan una distribución. Pero para otros, el pragmatismo parece prevalecer. Para ellos, tener un respaldo corporativo significativo, ya sea que admitan este factor o no, ayuda a que Linux "simplemente funcione", y eso es realmente lo que quieren de su sistema operativo de escritorio.

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Divulgación: Trabajo para MongoDB, pero las opiniones expresadas aquí son mías.

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