Los 10 criterios para evaluar la usabilidad de una aplicación

Últimamente, he tocado un tema sensible con algunos lectores de Newsmatic en relación a la usabilidad - específicamente, la usabilidad del sistema operativo Linux. Por supuesto, este debate no se limita a Linux. La usabilidad puede aplicarse a todos los sistemas operativos, aplicaciones de usuario final, aplicaciones propietarias internas y más.

¿Pero qué hace que una aplicación sea fácil de usar? Aquí hay 10 criterios por los cuales deberías evaluar todo lo que implementes para tus usuarios finales, así como también cualquier cosa que estés utilizando tú mismo.

1: Fácil de instalar

Esto se aplica a todo, desde sistemas operativos hasta complementos de navegadores. La instalación es el primer punto de contacto para los usuarios, por lo que mejor que sea un proceso amigable. De lo contrario, se decepcionarán en cuanto comiencen a usar tu herramienta. No importa si es un sistema operativo o una aplicación de usuario único, la instalación debe ser simple y estar bien documentada. Tan pronto como la instalación se vuelva complicada, los usuarios la abandonarán y buscarán algo más fácil.

2: Fácil de actualizar

Al igual que la instalación, el proceso de actualización de una aplicación debe ser fácil. Si las actualizaciones son complejas, es probable que los usuarios las pasen por alto. Esto a menudo deja un rastro de malos resultados, ya que muchas actualizaciones solucionan problemas de seguridad, fugas de memoria y otros problemas. Las actualizaciones deben ser lo suficientemente simples como para asegurarse de que los usuarios continúen beneficiándose del arduo trabajo de los creadores del software. Cuando los usuarios no actualizan, exponen problemas y el software se vuelve cada vez menos confiable y seguro (además de perder nuevas características).

3: Intuitivo

El software solo es tan bueno como su interfaz gráfica de usuario. Si la interfaz no está bien pensada y ejecutada, las personas encontrarán dificultades para usar el producto. Una interfaz bien diseñada a menudo puede superar una estructura subyacente menos amigable (o una mala codificación). Pero no confíes únicamente en una buena interfaz gráfica de usuario: el software aún debe funcionar como se espera.

4: Eficiente

No solo un software debería funcionar como se espera, también debe ser eficiente. Debe estar optimizado para una arquitectura específica, debe solucionar todas las fugas de memoria y debe funcionar sin problemas con estructuras y subsistemas subyacentes. Desde el punto de vista de los usuarios, el software debe ser un medio eficiente para completar sus tareas. El software no debe interponerse en el camino para completar una tarea ni crear obstáculos para los usuarios. La eficiencia de un software está relacionada con su intuitividad. Un buen ejemplo es el cambio que Microsoft hizo en la interfaz de Office. Cambiar de la interfaz estándar a la interfaz Ribbon hizo que los usuarios finales perdieran tiempo tratando de encontrar dónde estaban las funciones. Esta fue una elección de diseño ineficiente (y ejecutada ineficientemente).

5: GUI agradable y fácil de navegar

Tal vez pienses: "La interfaz Ribbon de Microsoft Office es horriblemente NO intuitiva, pero definitivamente es agradable a la vista". Sin embargo, la apariencia de una interfaz gráfica de usuario es una cuesta resbaladiza por la que los diseñadores tienden a caer. Cuando un diseñador opta por seguir tendencias en lugar de lo que funciona, crea una experiencia desagradable para el usuario final. En lugar de seguir tendencias, agrega tu propio enfoque a lo que ha sido probado. El diseño de menú desplegable que ha funcionado durante años necesita una actualización, pero esta actualización no debe ser a expensas de la intuitividad. El propósito principal de una interfaz gráfica de usuario es facilitar el trabajo del usuario final... y poco más. Si se puede lograr con un diseño más llamativo, adelante. Pero si tu diseño llamativo es contraintuitivo e ineficiente, no pasa la prueba de usabilidad.

6: Fácil de desinstalar

Además de ser fácil de instalar y utilizar, un software debe ser fácil de desinstalar. Sin un proceso de eliminación simple, ese software se vuelve engorroso. Y lo engorroso no es amigable para el usuario. Por más que los desarrolladores no quieran que los usuarios eliminen su software, el proceso de eliminación puede ser la última impresión que deje tu software. No hagas que esa impresión sea negativa.

7: No necesita software de terceros

Uno de mis mayores problemas con el sistema operativo Windows es que, la mayoría de las veces, requiere software de terceros para mantenerlo funcionando. Este software de terceros se presenta en forma de antivirus, antispyware y otras herramientas de protección. Sin estas herramientas, tu computadora está expuesta a cualquier amenaza malintencionada. Esto no es amigable para el usuario, ya que crea niveles de complicación con los que la mayoría de los usuarios finales promedio no pueden lidiar.

8: Fácil de solucionar problemas

Ningún software es perfecto. Y cuando algo sale mal con un software, es importante que el usuario final pueda llamar al soporte técnico y que este pueda resolver el problema. Si el software no ofrece nada para solucionar problemas, ¿cómo va a poder mantenerlo en funcionamiento el usuario final o el administrador? Windows 7 intenta ayudar al usuario cuando un programa falla y lo hace bastante bien. En Linux, si tienes problemas con una aplicación, siempre puedes ejecutarla desde la línea de comandos para ver algunos de los problemas presentados. También existen herramientas de terceros que se pueden utilizar. Pero depender de una herramienta de depuración de terceros no es amigable para el usuario.

9: Cumple con estándares

Los estándares se crean por una razón: facilitar la interconectividad entre aplicaciones o hardware. Los problemas comienzan a surgir cuando los desarrolladores no cumplen con los estándares. Esto nunca ha sido tan evidente como en el caso de Microsoft Office. Microsoft prácticamente ha rechazado el mundo de los estándares universales a favor de sus propios estándares. Esto causa problemas con otras aplicaciones que intentan comunicarse con su software. OpenOffice es una suite de oficina que sí sigue estándares, pero a menudo sufre porque Microsoft no cumple con los estándares establecidos por organismos reguladores. Cuando los usuarios se ven afectados por la falta de cumplimiento de estándares, se enfrentan a una experiencia no amigable al intentar hacer que sus herramientas se comuniquen con las herramientas que sí cumplen con estándares.

10: Manejo efectivo de errores

¿Qué sucede cuando un software encuentra un error? ¿Simplemente se cierra sin previo aviso? ¿Intenta rectificar el problema? ¿Simplemente se detiene y luego continúa como si nada? Cuando un programa se encuentra con un error, al menos debería informar del error, al menos a los desarrolladores. No es responsabilidad de los usuarios finales informar sobre errores, pero darles la opción de informar sobre errores puede ser muy útil para mejorar ese software. Cuando un programa encuentra un error y simplemente se cierra sin previo aviso o solución, los usuarios quedan desconcertados. Al menos, permite que los usuarios sepan que hubo un problema y qué pueden hacer para ayudar a solucionarlo, como enviar un informe de errores a los desarrolladores.

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¿Cómo defines la amigabilidad para el usuario?

¿Estos criterios cumplen con tu idea de lo que hace que una experiencia de software sea amigable para el usuario? Si no es así, ¿qué eliminarías o agregarías a esta lista? Comparte tus pensamientos con tus compañeros lectores de Newsmatic.

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