Cómo los dispositivos móviles están cambiando la sociedad

Recientemente, mientras rastrillaba las hojas en mi jardín, observé cómo un SUV negro pasaba lentamente por la calle. No reconocí el vehículo y parecía fuera de lugar, como si el conductor estuviera confundido acerca de dónde ir... o posiblemente buscando casas para robar (sí, soy un escritor de crimen por naturaleza).

El automóvil se detuvo junto a mí y la ventanilla del pasajero se bajó. Un caballero mayor preguntó educadamente si sabía dónde se encontraba una calle cercana en particular. Le indiqué cómo llegar allí y él me agradeció profusamente antes de irse.

Esto me hizo reflexionar sobre cómo no me habían pedido direcciones en años, ya que la mayoría de las personas ahora confían en sus dispositivos móviles para mapas y direcciones. Pensé que no habría tenido el encuentro agradable con ese conductor agradecido si hubiera estado utilizando un dispositivo para guiarse, lo que me llevó a reflexionar sobre cómo los dispositivos móviles están cambiando la sociedad. ¿Qué nos ha mejorado y de qué nos estamos perdiendo?

1. Siempre sabemos cómo llegar

Es genial desechar los mapas de papel y no tener que llamar a personas para averiguar cómo llegar a cualquier lugar, ni que nos llamen cuando vienen a mi casa. Todo lo que necesitamos es la dirección ¡y listo! Llegamos allí.

Pero... también nos estamos perdiendo el diálogo único que obtenemos de las personas que conocen sus propios vecindarios. Google Maps no nos dirá que estamos a punto de girar después del buzón rojo y que es un giro complicado, por lo que debemos reducir la velocidad. También puede ser vago cuando nos dirige a través de áreas confusas como rotondas o intersecciones de cinco vías. Y como alguien que solía obtener "Triptiks" de AAA, era bastante genial no solo tener toda la ruta de un viaje trazada por un experto (en forma visual), sino también obtener consejos personalizados de ellos, como la mejor hora para viajar por Washington D.C. para evitar el tráfico (pregunta trampa, no hay una "mejor hora"). Claro, puedes buscar esto en línea... donde habrá diez opiniones diferentes disponibles, y tendrás que elegir la más plausible.

2. Podemos comprar casi cualquier cosa de inmediato

Los dispositivos móviles se utilizan comúnmente para realizar compras, y según Adweek.com "los teléfonos inteligentes y las tabletas representarán $ 1.6 mil millones en ventas combinadas en Acción de Gracias, Viernes Negro y Ciberlunes". Es genial que podamos comprar cosas que nos interesan cuando queramos.

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Pero... esto puede ser un problema para los compradores compulsivos o personas que pueden tener menos responsabilidad por sus acciones (estoy pensando en estudiantes universitarios ebrios después de las 2 a.m.). Obviamente, este es un problema que puede afectar a cualquier persona con un bajo control de impulsos y los dispositivos móviles son simplemente el conducto para su problema, no el problema en sí. Pero también he encontrado que los empleados de las tiendas pueden ser extremadamente útiles al brindar consejos: el empleado de pintura de mi ferretería local, por ejemplo, sabe más sobre pintura que cualquier otra persona que haya conocido. Claro, hay consejos y reseñas en línea disponibles para ayudarte a decidir qué comprar, pero el toque humano de expertos conocedores con los que puedes hablar en persona no se puede reemplazar.

3. Siempre estamos disponibles

Ya sea a través de una llamada telefónica, mensaje de texto, correo electrónico, redes sociales u otra forma de comunicación, siempre estamos disponibles para aquellos que conocemos siempre que tengamos un dispositivo móvil con nosotros. Por supuesto, los dispositivos tienen funciones de "silencio" y botones de apagado, pero el flujo constante de información puede hacer que muchas personas sean reacias a usar estas opciones (o depender de ellas durante mucho tiempo), especialmente si nuestros dispositivos móviles se utilizan para trabajo o contactos de emergencia de nuestros seres queridos. De hecho, si contactamos a alguien en su celular y no contesta, puede ser decepcionante o irritante. ¿Para eso están, verdad?

Pero... las personas que desean concentrarse y permanecer enfocadas en una sola tarea deben ejercer una disciplina rígida en sí mismas (y probablemente en las personas de su círculo íntimo) para no deambular de una interrupción a la siguiente, verificando el mensaje de Facebook que un amigo acaba de enviar o viendo si sus parejas respondieron a ese mensaje de texto. Es como intentar trabajar en una oficina con la puerta abierta mientras hay una gran fiesta afuera en el pasillo. He descubierto que es mejor cerrar la puerta y concentrarse o terminar por el día (si es posible) y asistir oficialmente a la fiesta; trabajar a medias es una receta para una baja productividad.

4. Ya no esperamos las noticias de las 11 p.m.

Hoy en día, si algo importante sucede (no, los Kardashians no son en absoluto importantes), sacamos nuestros dispositivos y vemos qué está pasando, ya sea una emergencia climática, una crisis o algún momento histórico. Incluso si el sitio web que estamos visitando está sobrecargado o lento, hay muchos otros disponibles. Es todo parte de nuestra mentalidad de "necesidad de saber ahora", ¿verdad?

Pero... tener que saber algo de inmediato puede restar importancia al momento presente si la noticia no es realmente impactante. Si es solo otra interrupción, es una cosa más que nos quita atención de lo que estamos haciendo (o tratando de lograr). No puedo evitar sentir que muchas noticias se exageran o se enfatizan como parte de una distracción de "¡Oye, mira aquí!" para promocionar anuncios, fuentes de noticias u otro motivo oculto. Esto solo contribuye a la capacidad de atención corta, que se está convirtiendo en un problema real para muchas personas.

5. Nunca nos aburrimos

Nuestros dispositivos móviles pueden contener o conectarse a una cantidad infinita de entretenimiento. Gracias a la transmisión de audio, video, la capacidad de almacenamiento y los rápidos procesadores, es posible escuchar música, ver películas, leer libros electrónicos, navegar por Internet, interactuar con otros y jugar juegos con solo unos pocos toques. Con tanta variedad, nadie debería aburrirse nunca más, ¿verdad?

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Pero... creo que es importante que las personas aprendan a lidiar con el aburrimiento. Muchos de nosotros sentimos que la frase "No tengo nada que hacer" es algo que se debe temer en lugar de abrazar. Yo también he sido culpable de ello, como durante los viajes en automóvil, donde conducía mientras mi familia dormía y apagaba la radio para no molestarlos. Estar aburrido es una oportunidad para reflexionar, considerar y planificar: volver a visitar el pasado o trazar el futuro. Puede ser saludable, no aterrador. En ese momento, estaba inmerso en la serie de televisión "LOST" y pasé varias horas repasando todas las pistas, detalles y elementos de la trama que aún no se habían resuelto (como resultó, nunca me acerqué a la verdadera historia detrás de la isla).

6. Nunca tenemos que correr riesgos

Mi esposa y yo salimos la otra semana y, durante el transcurso de nuestra noche, decidimos en el último momento comprar entradas para la película de la Segunda Guerra Mundial "Fury". Compré las entradas en mi teléfono inteligente en un cine en la siguiente ciudad, el único que todavía tenía asientos para la función, y las recogimos antes de ingresar a la película. Es genial no tener que ir simplemente y esperar tener suerte para conseguir un par de asientos, ¿verdad?

Pero... hay algo en simplemente arriesgar e intentar algo sin usar lo que es el equivalente en la vida real de un "código de trampa". Claro, es mejor que llegar al cine para descubrir que todas las entradas están agotadas, pero eso habría abierto otras opciones: ¿ver otra película? ¿Ir a otro lugar cercano? ¿Ver una función más tarde? No me malinterpreten, si mi teléfono inteligente puede ayudarme a aumentar mis posibilidades de hacer algo que realmente quiero, jugaré esa carta, pero esto resta imprevisibilidad a las sorpresas de la vida, con sus temas de dar y recibir o ganar y perder.

7. No necesitamos conocer todos estos datos inútiles

Muchos han discutido esto también: gracias a los dispositivos móviles, no es necesario saber tonterías como qué planeta es el sexto desde el sol, quién ganó la Guerra de 1812 o cuántos dígitos tiene Pi (pista: muchos). Podemos buscarlo de inmediato, para ahorrar nuestros cerebros para algo más importante, como lo que está haciendo Kim Kardashian (sin insistir en el tema).

Pero... este acceso a la información también puede erosionar nuestras propias fuentes de conocimiento personal, así como nuestra capacidad de pensamiento crítico. Si descargamos todos esos datos en otro lugar y solo los accedemos cuando sea necesario, nos perderemos muchas cosas interesantes y útiles que nos dificultarán si no tenemos nuestros dispositivos móviles. En esencia, estamos delegando las habilidades de nuestro cerebro en un cerebro artificial, que no puede razonar ni aplicar de manera significativa sus talentos para mejorar nuestras vidas o actividades, aparte de simplemente proporcionar los hechos que le pedimos. La información es más valiosa cuando se aplica a los contextos adecuados por un cerebro realmente comprometido con lo que está sucediendo.

8. Nunca tenemos que desconectarnos de amigos o familiares

Las redes sociales pueden ser realmente increíbles. Las uso para mantenerme conectado con mi familia, que vive en todo el país y no puedo ver regularmente. También he construido y fortalecido amistades con personas en mi ciudad gracias a ellas. Y me he mantenido en contacto con personas que literalmente me conocen toda la vida; en la era anterior a las redes sociales, simplemente habríamos perdido el contacto, eventualmente olvidándonos los nombres y todas las interacciones pasadas.

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Pero... las historias de las redes sociales arruinando matrimonios, relaciones laborales y lazos familiares son abundantes. Utilizadas correctamente por personas bien ajustadas, son una forma de unir a las personas. Utilizadas incorrectamente por aquellos con problemas subyacentes, permiten que se alejen de los demás (¿batalles políticos, alguien?) o pierdan el enfoque en sus seres queridos cara a cara, a favor de su comunidad en línea. No culpo a los dispositivos móviles ni a las redes sociales; al igual que las compras en línea, señalo que este concepto puede terminar causando daño a personas que lo usan incorrectamente o dañan a otros con él.

9. No tenemos que llevar el carrete a revelar

¿Alguien recuerda los Fotomat? Si es así, probablemente sean de la década de 1980. Estos eran quioscos de revelado de películas a través de autoservicio en los que podías dejar tu carrete de fotos y recoger las fotos reveladas al día siguiente. No he visto uno de estos en años, y si bien es cierto que aún se puede encontrar película fotográfica y revelarla en otras tiendas, esto generalmente lo hacen fotógrafos profesionales o entusiastas de la fotografía. Llevo años utilizando cámaras digitales y mi teléfono inteligente para tomar fotos; son fáciles de almacenar en mi disco duro, se respaldan automáticamente en mi teléfono y puedo ver instantáneamente cómo salieron las tomas.

Pero... había algo agradable en dejar el carrete sabiendo que estaría listo al día siguiente (a diferencia de la sociedad de gratificación instantánea de hoy, donde nos impacientamos si algo no está disponible de inmediato). Había una sensación de anticipación junto con la esperanza de que todas las fotos salieran bien. Teníamos más paciencia. Y no desperdiciábamos fotos por tonterías, y las que guardábamos generalmente valían la pena. En la década de 1980, probablemente tomé una décima parte de las fotos que tomo ahora, y aunque el espacio en el disco duro es barato y abundante, la organización de las fotos por año o ocasión (y en algunos casos qué hijo mío está en la toma) es tediosa. Rara vez elimino fotos digitales a menos que estén borrosas o de extremadamente mala calidad, por lo que ahora hay más un elemento de "cantidad sobre calidad", al menos para mí.

10. Ya no vemos cabinas telefónicas ni teléfonos públicos

Cuando era niño, mi escuela primaria tenía una fantástica cabina telefónica antigua (incluso para la época) que tenía tres ranuras en la parte superior para insertar monedas: una para cinco centavos, una para diez centavos y una para veinticinco centavos. Poner dinero y escuchar los tonos electrónicos mientras las monedas se registraban (de hecho, creo que solo costaba diez centavos hacer una llamada) era como presenciar un truco de magia. Ahora los teléfonos públicos y las cabinas telefónicas, un hito famoso para los fanáticos de Superman, han desaparecido como las palomas pasajeras; creo que la última que vi fue en Europa este verano. Simplemente hacemos llamadas en nuestros teléfonos inteligentes; no hay que buscar monedas, lidiar con guías telefónicas perdidas o encontrar teléfonos públicos fuera de servicio. Mis hijos probablemente crecerán sin haber usado uno de estos artefactos.

Pero... en realidad, no hay nada más que decir. Este fue un punto irónico; todos están mejor sin cabinas telefónicas y teléfonos públicos relegados a los montones de polvo de la historia (incluso los proveedores de telefonía probablemente están ganando más dinero con las ventas y los planes de datos de los teléfonos inteligentes de lo que ganaron con los teléfonos de monedas). Algunos avances son realmente innegables.

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