Inclusión de los gitanos

Inclusión de los gitanos

Orientaciones para una pastoral de los gitanos

Iglesia Católica. Ciudad del Vaticano, 4 abril 2014 El cardenal Antonio Maria Vegliò, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, ha enviado a los miembros del Comité Catholique International pour les Tsiganes CCIT, un mensaje con motivo de la reunión de ese organismo en Cavallino-Treporti, Italia, del 4 al 6 de abril. Publicamos a continuación extractos del texto:

“En nuestro mundo globalizado, de hecho se siguen construyendo muros que dividen a pueblos del mismo continente, a gentes del mismo país o a personas de la misma ciudad. Incluso entre los países europeos, algunos todavía están influenciados negativamente en sus decisiones políticas hacia los romaníes, de los que estáis cerca en vuestros respectivos compromisos pastorales...El desafío que afrontáis con valentía evangélica en vuestras actividades pastorales demuestra que para derribar los muros se inicia en el corazón, primer espacio en el que incluir al otro, y hasta que los corazones no se abran no será fácil alcanzar una sociedad inclusiva. Por tanto, este momento de reflexión os ofrece la oportunidad de unir vuestras energías para crear una dinámica social en la que las diversas culturas puedan vivir juntas”.

“Los gitanos necesitan de la humanidad de las sociedades en las que viven para sentirse miembros de la familia humana, beneficiándose de los derechos de los que gozan los otros miembros de la comunidad en el respeto de su dignidad y de su identidad. Es necesario por parte de todos un trabajo tenaz y paciente. La Iglesia puede ser fuente de inspiración y puede hacer confluir los esfuerzos en un compromiso común para afrontar los dilemas que están a la base de las dificultades humanas de los gitanos. El documento “Orientaciones para una pastoral de los gitanos” sigue siendo para vosotros una referencia fundamental, para aprovechar al máximo en vuestro servicio en medio de este pueblo, ya que ofrece importantes líneas que son el resultado del trabajo conjunto”.

“Los gitanos tienen el derecho de ser reconocidos al menos como minorías étnicas en los países en los que viven, ya que en la Unión Europea son la minoría más numerosa. La Iglesia -finaliza el mensaje- tiene la tarea de llevar el Evangelio de Jesús en medio de ellos, pero también de apoyar su sueño de integración que pasa por la educación, la salud, el empleo y la vivienda. Todo ello en colaboración con las personas de buena voluntad”.

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Bruselas denuncia el aislamiento de los gitanos en la UE

Lucía Abellán Bruselas El País,03.04.2014

Seis millones de europeos viven casi al margen del resto de la población. Son gitanos, una comunidad históricamente maltratada a la que las autoridades no consiguen integrar en las sociedades de la Unión Europea. Bruselas intenta situar este reto en el centro de las políticas sociales, aunque los progresos son limitados. “Realmente tenemos un problema con los gitanos”, admite la vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Justicia, Viviane Reding, en una entrevista con este diario. La segregación en las escuelas, la discriminación laboral y la agrupación en guetos impiden la mejora de este colectivo, según denuncia la Comisión Europea en un documento al que ha tenido acceso este diario.

La exclusión de los gitanos es una espiral difícil de romper. Los niños se escolarizan tarde y les cuesta adaptarse al resto de los compañeros. Esas dificultades, unidas al rechazo de muchos padres, propician el fracaso escolar. Sin estudios, los gitanos tienen pocas posibilidades de encontrar empleo. Y finalmente acaban malviviendo en comunidades cerradas y con pocas vías de escape.

El documento, que se hará público este viernes, evalúa las medidas que han adoptado los Estados miembros para mitigar el problema, con gran énfasis en los pequeños logros para que cunda el ejemplo. “Están ocurriendo muchos pequeños milagros, pero falta un enfoque horizontal en la UE”, asegura Reding, que atribuye la falta de interés de muchos políticos a que estos proyectos “no dan réditos electorales”. Bruselas acoge este viernes una conferencia de alto nivel, con la presencia de miembros de Gobierno de diferentes países, la cúpula de la Comisión Europea, el inversor y filántropo George Soros y activistas de la comunidad gitana, para debatir soluciones al problema.

El más acuciante es la segregación de los niños en escuelas o clases especiales para gitanos. Estas prácticas son mayoritarias en algunos países, con cotas de hasta el 58% en Eslovaquia, el 45% en Hungría o el 35% en Grecia. En España los datos apuntan al 10%, aunque en muchos Estados las cifras oficiales camuflan el problema. “En la República Checa ocurren algunas cosas positivas. El Parlamento está debatiendo una iniciativa para ayudar a los niños gitanos pero propone alcanzar la integración a través de la segregación. Es un enfoque equivocado”, explica Kumar Vishwanathan, responsable de la ONG Viviendo Juntos, que lucha por los derechos de esta comunidad en República Checa.

La UE descubrió muy tarde que debía esforzarse en integrar a los gitanos. Porque hasta la ampliación del club comunitario hacia el Este, conformaban una población residual, con España y Grecia como países con los mayores porcentajes (algo más del 1% de la población). Pero entre los 10 Estados que se incorporaron a la UE en 2004 figuraban Hungría, con un 7,5% de gitanos entre sus habitantes, y Eslovaquia, con el 9%. Y en 2007 se sumaron Bulgaria, donde el porcentaje roza el 10%, y Rumanía, con casi el 9%.

Para fomentar el acomodo con el resto de los europeos, Bruselas ha dispuesto partidas que los países se resisten a usar. “Los fondos no se usan como deberían. En el periodo 2014-2020 existe ya un mecanismo según el cual los países solo recibirán dinero de determinados fondos si presentan un plan de integración. Los resultados de invertir hoy en educación, por ejemplo, se ven en 15 años, así que es difícil políticamente. Pero el problema crece si no actuamos”, advierte Reding, que propone la creación de un fondo específico para esta comunidad.

El informe de la Comisión destaca algunas prácticas en la buena dirección: escolarización temprana en Finlandia, integración en los barrios de Alemania, campañas de vacunación en Polonia... España es uno de los que salen mejor parados en ese tipo de proyectos. “Siempre ha tenido gran interés y experiencia integrándolos. Ahora, España se enfrenta a un nuevo problema: gitanos que vienen de fuera, principalmente de Rumanía. La implicación de entidades privadas y de las redes de gitanos es muy importante”, valora Reding, que propone generalizar la designación de mediadores —como ha hecho España en el terreno sanitario— para propiciar la integración.

Suecia admite que durante 100 años marginó y esterilizó al pueblo gitano

El Gobierno reconoce 100 años de persecución y robos de niños

Ana Carbajosa / Miguel Mora Madrid

El País, 28.03.2014

A lo largo del último siglo, Suecia esterilizó, persiguió, arrebató niños y prohibió la entrada en el país a los gitanos y las personas de esa minoría étnica fueron tratadas durante décadas por el Estado como “incapacitados sociales”. Estos anuncios no los ha hecho una ONG militante. Es el relato del Gobierno conservador sueco, que en un gesto inédito en Europa, tanto por su honestidad intelectual como por la amplitud del respeto a la verdad, se ha decidido a mirar atrás y a rebuscar en sus archivos más oscuros.

La idea es saldar cuentas con el pasado para tratar de mejorar el presente: “La situación que viven los gitanos hoy tiene que ver con la discriminación histórica a la que han estado sometidos”, afirma el llamado Libro Blanco, que ha sido presentado esta semana en Estocolmo, y en el que se detallan los abusos cometidos con los gitanos a partir de 1900.

La coalición de centro-derecha vigila el ascenso de la extrema derecha

El ministro de Integración, Erik Ullenhag, ha definido esas décadas de impunidad y racismo de Estado como “un periodo oscuro y vergonzoso de la historia sueca”. Sus palabras han coincidido con un episodio que ilustra la situación actual: el miércoles, una de las mujeres gitanas invitadas a dar su testimonio vio cómo el personal del hotel Sheraton le prohibía la entrada al desayuno.

Los abusos históricos, señala el Libro Blanco, siguieron un patrón inventado hace siglos por las monarquías europeas: comenzaron con los censos que elaboraron organismos oficiales como el Instituto para Biología Racial o la Comisión para la Salud y el Bienestar, que identificaron a los gitanos que habitaban en el país. Los primeros documentos oficiales describían a los gitanos como “grupos indeseables para la sociedad” y como “una carga”. Entre 1934 y 1974, el Estado prescribió a las mujeres gitanas la esterilización apelando al “interés de las políticas de población”, como hizo Australia con los aborígenes. No hay cifras de víctimas, pero en el Ministerio de Integración explican que una de cada cuatro familias consultadas conoce algún caso de abortos forzosos y esterilización. Los organismos oficiales se hicieron con la custodia de niños gitanos que arrancaban a sus familias. El estudio tampoco ofrece datos sobre esta costumbre, pero Sophia Metelius, asesora política del ministerio, explica que se trataba de “una práctica sistemática”, sobre todo en invierno.

Estocolmo admite que prohibió entrar a los gitanos en Suecia hasta 1964, pese a que se conocía la suerte que había corrido la minoría bajo la expansión nazi: los expertos calculan que al menos 600.000 romaníes y sintis fueron exterminados en el Porrajmos, La Devoración en calé, a manos del régimen hitleriano y otros afines.

El Libro Blanco detalla los ayuntamientos suecos que prohibieron asentarse de forma permanente a los gitanos, y recuerda que los niños eran segregados en aulas especiales y que se les impedía acceder a los servicios sociales. “La idea era hacerles la vida imposible para que se fueran del país”, resume Metelius.

Algunas de estas prácticas suceden todavía en diversos países europeos, y la gitanofobia cabalga con fuerza en Francia, Gran Bretaña y Alemania. París desalojó en 2013 a más de 20.000 gitanos de sus chabolas. Berlín planea una ley para evitar que los migrantes rumanos y búlgaros —la mayoría, romaníes— sin trabajo se queden más de seis meses en el país.

La próxima semana, la Unión Europea celebrará una cumbre especial para evaluar la marcha de las políticas de integración de la minoría romaní. El panorama general es desolador, con picos de odio racial en Hungría, Eslovaquia y la República Checa.

En Suecia, un país de unos nueve millones y medio de habitantes, viven hoy más de 50.000 gitanos. De momento, las autoridades no contemplan la compensación a los familiares de las víctimas de abusos, aunque el Libro Blanco abre la puerta a las demandas. El Gobierno ha establecido la verdad histórica cruzando entrevistas personales con docenas de gitanos y los archivos oficiales. “No son revelaciones nuevas. Los gitanos llevan años contándonos estas historias, pero no se les hacía caso. Ahora, simplemente, hemos recopilado los documentos oficiales y los hemos cruzado con testimonios”, dice Sophia Metelius.

La coalición de centro-derecha vigila el fuerte ascenso en los sondeos de la extrema derecha (un 10% de intención de voto), y se ha propuesto combatir los mensajes xenófobos con una firme defensa de la tradición progresista sueca.

La aceptación masiva de refugiados sirios es una de las políticas con las que liberales y conservadores quieren demostrar que el catastrofismo populista no debe irremediablemente convertirse en profecía autocumplida. El reconocimiento de las salvajadas cometidas con los gitanos camina en esa misma dirección. La ironía es que el civilizado y tolerante norte no lo era tanto. La esperanza, que cunda ese infrecuente ejercicio de memoria y respeto.

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