La ciudad global: una introduccion al concepto y su historia. Saskia Sassen

La ciudad global: una introduccion  al concepto y su historia. Saskia Sassen*

* (La Haya, Países Bajos, 1949) es una socióloga, escritora y profesora neerlandesa.[1] [2] En 2013 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Fue, durante muchos años, especialista de planeamiento urbano en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Actualmente, es especialista en asuntos urbanos, profesora de Sociología en la Universidad de Chicago y profesora invitada en la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, Reino Unido.

Cada fase de la historia económica plantea la cuestión acerca de las condiciones particulares que la han

hecho posible. Uno de los rasgos principales de nuestra época es el rápido desarrollo de las tecnologías

de la información, a la vez que el incremento de la movilidad y de la liquidez del capital. Continuamente

acontecen procesos económicos transnacionales -flujo de capitales, de mano de obra, de mercancías, de

materias primas y de turistas-. Pero estos procesos se dan en el marco del sistema interestatal en el que

intervienen sobre todo los estados nacionales. En los años 80 se produjo un cambio radical que se ha

acelerado en los 90, durante los cuales un número cada vez mayor de estados ha optado, por voluntad

propia o por necesidad, por la privatización, la desregulación, la apertura del mercado nacional a

empresas extranjeras y la participación creciente de los actores económicos de las economías nacionales

en el mercado global. Se ha observado, a continuación, una reevaluación de los territorios estratégicos

que constituyen este nuevo sistema. El debilitamiento de lo nacional y la ampliación de la mundialización

explican la emergencia de otras entidades y escalas espaciales. Éstas se localizarían, a nivel

infranacional, en las ciudades y las regiones y, a un nivel supranacional, en los mercados electrónicos

globales y en las zonas de libre intercambio. Es en este contexto donde sitúo la emergencia de las

ciudades globales.

ELEMENTOS PARA UNA NUEVA APROXIMACIÓN CONCEPTUAL.

La mundialización de la economía, en su nueva estructuración, exige una redefinición teórica. Unos

1

conceptos que hicieran participar a la ciudad o la región globalesen esta investigación implicaban

renombrar a los otros componentes del sistema. Habría podido recurrir a términos cercanos, como la

2

"ciudad-mundo", la "súper-ciudad" de Braudel o la "ciudad informacional" de Castells. Pero con la

elección en 1984 del término ciudad global pretendía remarcar una diferenciación, y señalar la

especificidad de lo global hoy en día. La alternativa más evidente, la de ciudad-mundo, nos remite,

3

contrariamente, a una ciudad conocida hace siglosy, probablemente también en épocas muy anteriores

en Asia. Y si la mayoría de las ciudades llamadas globales pueden ser presentadas como ciudades-

mundo, no todas ellas encajan en la acepción completa del término. En parte se trata de una cuestión de

orden empírico, la ciudad global puede cambiar en función de la extensión de la economía global y de la

1

El análisis de Arrighi (1994) no se olvida de un aspecto interesante muestra la recurrencia a ciertos modelos organizativos, de las

diversas fases de la economía capitalista mundial, pero en función de los niveles de complejidad y de las finalidades más elevadas

(ver también Arrighi y Silver 1999).

2

El término, en principio atribuido a Goethe, fue relanzado por Peten Hall (1966) y más recientemente redefinido por John Friedann

(Friedmann y Goetz 1982). Ver asimismo Stren (1996).

3

Fernand Braudel, The Perspective of the World, vol. III, Collins, Londres, 1984.

integración de nuevas ciudades en sus redes. Así, si Miami ha adquirido las funciones de una ciudad

4

global a finales de los años 80, no tiene por ello que ser una ciudad-mundo''.

He organizado las características de la ciudad global y la elaboración teórica de su modelo según siete

hipótesis que presentaré aquí brevemente.

1.

La dispersión geográfica de las actividades económicas que caracterizan la globalización, así como

su integración, son los factores clave que nutren el auge de las empresas y realzan la importancia de

sus funciones centrales. Cuanto más estén las actividades de una empresa diseminadas en diversos

países, tanto más estas funciones (trabajo de gestión, de coordinación, de servicio y de financiación

de las operaciones) se volverán complejas, estratégicas.

2.

Las funciones centrales de las empresas adquieren tal complejidad que las grandes empresas

globales tienen tendencia a subcontratar, ya sea totalmente o en parte, a otras empresas altamente

especializadas: contabilidad, fiscalidad, relaciones públicas, investigación, telecomunicaciones...

Hace diez años, estas funciones directivas ocupaban la sede social de la empresa. Hoy existen otros

lugares clave, sobre todo desde que las sociedades están implicadas en los mercados globales y en

operaciones excepcionales. Y esta tendencia se va generalizando.

3.

Estas sociedades de servicios especializados que operan en los mercados más complejos y más

mundializados están sujetas a una economía de agregación. La complejidad de los servicios

requeridos, la incertidumbre de los mercados en los que están implicadas (directamente o a través de

las sucursales), y la importancia creciente de la velocidad en todas las transacciones, son también

factores que constituyen esta nueva dinámica. Mediante la concentración de estas empresas, los

talentos y los expertos se hallan inmersos en un gran abanico de sectores especializados y el entorno

urbano que los acoge funciona como un centro de información. Hallarse en estas ciudades representa

incorporar una red de información extremadamente densa: un medio que hoy ha sido

reproducido completamente en el espacio electrónico y que tiene como valor añadido la posibilidad

de combinar de modo imprevisible conocimientos que puedan producir un orden superior de

información. Esto no afecta a las actividades rutinarias (que no se someten ni a lo aleatorio ni a

formas de complejidad no estandarizadas). En este sentido, las ciudades globales son los lugares de

producción de las más importantes industrias de la información de hoy en día.

4.

Consecuencia de la hipótesis precedente, cuanto más exteriorizan las sedes centrales sus funciones

complejas y no estandarizadas -en particular aquellas que dependen de mercados con fluctuaciones

rápidas-, mayor libertad encuentran en la elección de su ubicación, al no estar ya sujeto el trabajo que

hacen a las economías de agregación5, esto nos muestra que el sector clave -y el especifico de las

ciudades globalizadas-es el de los servicios altamente especializados y conectados en redes. Me

opongo aquí a la extendida creencia según la cual es el número de sedes sociales el que define

específicamente a una ciudad globalizada. También es cierto que en la mayoría de países las sedes

centrales están en los centros de negocios, sin duda por falta de una solución mejor. Pero en los

4

Ver Janet L. Abu-Lughod, New York, Los Angeles: America's Global Cities Chicago, University of Minnesota Press, Minnesota,

1999, John R. Short y Y. Kim, Globalization and the City, Longman, Essex, 1999.

5

N de T. También denominadas economías de aglomeración.

países que están dotados de infraestructuras desarrolladas más allá de sus principales centros de

negocio, las sedes centrales disponen de múltiples posibilidades de localización.

5.

Estas sociedades de servicios especializados deben operar a nivel mundial, lo que implica una red

global de filiales o asociados. Se asiste, pues, a un incremento de transacciones y a un desarrollo de

las redes transfronterizas entre ciudades que podrían, en el caso extremo, dar lugar a sistemas

urbanos transnacionales. El crecimiento de los mercados globales financieros y de servicios, la

necesidad de redes transnacionales debida al auge de las inversiones internacionales, el papel

limitado de los gobiernos en la regulación de la actividad económica internacional y

consecuentemente la aparición de otros actores (como los mercados y empresas globales) son los

elementos que señalan la emergencia de una serie de redes urbanas transnacionales. De ahí la

trillada hipótesis según la cual el crecimiento económico de las ciudades depende cada vez menos

del territorio circundante o de las economías nacionales. Yo diría incluso que actualmente la

importancia de los grandes centros de negocios radica en gran parte sobre en redes transnacionales.

No existe la ciudad global única, participa siempre de un sistema urbano más extenso y ésta es la

mayor diferencia con las antiguas capitales imperiales.

El número creciente de equipos altamente cualificados y de sociedades de servicios especializados

incrementa los márgenes de desigualdad socioeconómica y espacial en el seno de las ciudades. El

carácter estratégico de estos servicios aumenta el valor de los profesionales de alto nivel así como su

número. En esta situación en la que rapidez y talento son los elementos preponderantes, la primera

transforma al segundo en un verdadero valor añadido, mientras los beneficios empresariales y los

salarios de ejecutivos y directivos aumentan rápidamente. Por contra, los demás trabajadores y sectores

de actividad corren el riesgo de quedar atrapados en un ciclo opuesto.

Para encontrar una demanda efectiva, toda una serie de actividades económicas que no pueden

rivalizar por el beneficio con las empresas más rentables toman parcial o totalmente un carácter

informal: es uno de sus medios de subsistencia.

En las primeras cuatro hipótesis me he esforzado en relacionar aquello que está en vías de convertirse

en discurso dominante sobre la globalización, a saber, que las ciudades no serán ya las entidades

económicas esenciales. Se tiende a presentar la existencia de un sistema económico global como el

resultado del desarrollo de las multinacionales y las comunicaciones globales. Yo afirmo, por el contrario,

que las posibilidades a nivel mundial que implican las tecnologías de la información y el poder de las

multinacionales deben de ser incentivadas. Y añado así una dimensión nueva a los argumentos rebatidos

del apogeo de las grandes empresas y de la eliminación de la distancia y del lugar gracias a las nuevas

tecnologías. Un encuadre de este orden nos devuelve al terreno de las prácticas que constituyen aquello

que llamamos la globalización económica.

Nos introducimos entonces en el análisis de las componentes a menudo olvidadas, las categorías de

lugar y trabajo. No se trata de negar los argumentos precedentes, pero es preciso subrayar que los

recursos necesarios para las actividades de la economía global siguen estando profundamente anclados

en lo local, en particular en las ciudades y las regiones globales. Esta infraestructura indispensable para

el progreso de una economía avanzada es a menudo presentada en términos de hipermovilidad de los

recursos y del poder de las redes transnacionales, sobretodo en base a la producción, el trabajo, los equipos o empleos no especializados que participan en estas actividades económicas. Se ha insistido

tanto acerca de la neutralización de la geografía gracias a las nuevas tecnologías, que por el contrario es importante poner énfasis sobre el lugar, la infraestructura y los empleos no especializados.

Por otra parte, insistir sobre el sitio nos lleva a la cuestión de los límites. Éstos son de dos órdenes: la

frontera territorial como tal y el límite de la extensión de la globalización en la organización de las

industrias, de las instituciones, de los emplazamientos, etc. En el caso de la ciudad global, he optado por

una estrategia de análisis que está ligada a la dinámica antes que a la ciudad como continente -esta

última exige una definición de las fronteras territoriales-. Subrayando la importancia de esta dinámica y su

espacialización, a la vez física y virtual, el problema de los límites no está totalmente resuelto, pero un

equilibrio relativamente claro se establece entre el motor de la dinámica y la expansión institucional y

espacial. En mi aproximación a la ciudad global he buscado tratar estos dos aspectos. Por un lado, las

actividades más avanzadas y globalizadas como son las financieras y, por el otro, la manera cómo la

economía informal de las grandes ciudades globales se articula con la nueva dinámica económica.

Finalmente, en este trabajo, el estudio detallado de tres ciudades concretas -Nueva York, Londres, Tokio-

ha puesto en evidencia la importancia de su colaboración (y sus ventajas), antes que su rivalidad. El

examen de las finanzas globales muestra que el crecimiento de los principales centros financieros

disminuye a partir de su conexión a la red de información. El análisis de esta red también nos muestra

que existe una jerarquía en tal dominio entre aquellos centros que, cada vez en mayor número, la

constituyen.

La expansión de esta conexión en red entre ciudades globales afecta a toda una gama de sectores -el

político, el cultural, el social, el jurídico-. Existen intercambios transnacionales entre las comunidades

inmigrantes y sus comunidades de origen, una vez se establecen, estas relaciones se intensifican e

implican actividades económicas inéditas. Se observan igualmente un mayor número de redes con

vocación cultural, como aquellas que desarrollan los mercados internacionales del arte y el incremento de

un cuerpo transnacional de expertos en este campo. Finalmente hay redes de reivindicación política

como aquéllas que inciden en los temas medioambientales, los derechos humanos, etc. Esencialmente,

éstas son tendidas entre ciudades o, al menos, es a nivel urbano donde se puede delimitar su existencia

y sus modalidades. Esto también es así para las redes internacionales de crimen organizado. Volviendo

al tema de la geografía de la globalización, se puede entonces considerar que las poblaciones, las

comunidades, los trabajadores -y más concretamente las diferentes culturas del trabajo (fuera de las de

las empresas)-operan en este proceso. Esto representa un enorme programa de investigación que

sobrepasa ampliamente los temas habituales de flujos transnacionales de mercancías, capital e información.

Esto nos lleva a enfatizar la polarización económica y espacial en función de la concentración desproporcionada, en la ciudad, de

empleos muy bien remunerados y, por el contrario, empleos mal pagados a nivel

de

región

o

país.

Detenerse

en

la

región

lleva

sobre

todo

a

considerar

modelos

de

urbanización

más

importantes, una base económica mayor, más aún si se

consideran los sectores medios a nivel de renta familiar o de empresa.

Restringiéndonos el ámbito nacional de los procesos globales, se introducen nuevas variables en las concepciones actuales de la

mundialización y la disminución del papel del Estado (ver Olds 1999). Es decir, que el espacio económico de los grandes procesos

transnacionales excede ampliamente la dualidad global/nacional que presuponen los análisis sobre la economía mundializada. Esta

dualidad sugiere dos espacios mutuamente excluyentes -allí donde uno empieza, el otro termina-. Una de las aportaciones del

LAS NUEVAS FORMAS DE CENTRALIDAD.

Muchas hipótesis inherentes al modelo de ciudad global remiten a la persistencia del centro en los

sistemas económicos avanzados, frente a las nuevas tecnologías que favorecen la dispersión geográfica.

Históricamente, como es sabido, el centro nació con lo urbano. ¿Han modificado las mutaciones antes

tratadas esta noción de centralidad y sus expresiones físicas? Hoy, la centralidad no es necesariamente

coextensiva a lugares geográficos como el centro urbano, o el centro de negocios. Ésta toma diversas

formas, igual que los espacios virtuales. Es el centro de negocios, como en Nueva York por ejemplo, o es

una zona metropolitana extensa, una malla de intensa actividad económica, como sucede en Frankfurt o

en Zurich. Las telecomunicaciones e, indisociablemente, el progreso de la economía global han producido

una nueva geografía de la centralidad (y de la periferia), en la que, para simplificar, identifico cuatro formas.

1.

Puesto que la centralidad puede emplazarse en diversos espacios físicos, el centro de negocios se

mantiene como un lugar estratégico para las empresas. Pero está profundamente modificado por los

cambios tecnológicos y económicos,y atrapado en la red transnacional de las ciudades globales.

Esta configuración varía según las regiones del mundo, en particular entre los Estados Unidos y la Unión Europea.

2.

El centro debe verse como una zona metropolitana que cubre una red de actividades comerciales

intensas. Uno puede entonces preguntarse si esta disposición espacial, compuesta de nodos

estratégicos y densos, que engloba una región extensa, constituye un nuevo tipo de centralidad, o si,

de forma más convencional, se produce como caso de extensión periurbana, de dispersión

geográfica. En la medida en que los nodos son relevados por las redes numéricas, éstas representan

un nuevo tipo de centralidad, el centro más avanzado, parcialmente desligado del territorio. Desde el

momento en que una gran parte del territorio donde se encuentran los nodos no se corresponde con

análisis sobre la ciudad global es que ésta muestra la pluralidad de los registros físicos de lo global, y que cierto número de ellos se

sitúan en lo nacional.

8

Ver Saskia Sassen, The Global City-New York, London, Tokio, Princeton University Press, 2000 (nueva edición, edición original

de 1991), capitulo V.

9

Ver Stephen Graham y Simón Marvin, Telecommunications and the City-electronic spaces, urban places, Routledge, Londres,

1996, Michel Peraldi y Evelyne Perrin, Réseaux productífs et territoires urbains, Presses universitaires du Mirail, Toulouse, 1996.

10

En Estados Unidos, las ciudades importantes como Nueva York o Chicago poseen enormes centros, muchas veces

reconstruidos, en función de la falta brutal de conservación que sufren las infraestructuras urbanas y de su obsolescencia, tan

características de las ciudades americanas. Estas dos causas producen los espacios necesarios para la reconstrucción del centro

según las exigencias, los regímenes predominantes de acumulación urbana, o los modelos de organización espacial propios de la

economía urbana. En Europa, los centros urbanos están cada vez más protegidos y raras veces incluyen semejantes extensiones

de terreno, la expansión de los lugares de trabajo y los nuevos edificios inteligentes se dan fuera de los cascos viejos. El complejo

de la Défense es uno de los ejemplos más radicales, un conjunto masivo de oficinas desarrollado justo en la entrada de París para

evitar la contaminación arquitectónica del centro histórico. Es un ejemplo típico de política y de planificación urbana ante una

demanda creciente de oficinas de alto nivel. Otra variante de esta expansión del centro hacia terrenos inmediatamente periféricos

son los docks de Londres. Proyectos similares, tendentes a recentralizar las zonas periféricas, han sido propuestos en la mayoría de

ciudades europeas, en Norteamérica y en Japón durante los años 80.

Ver Pierre Veltz, Mondialisation. Villes et Territoires: l'économie d'Archipiel, Presses universitaires de France, París, 1996. Saskia

Sassen, The Global City: New York, London, Tokyo, op. cit.

11

la malla informática, se convierte en parcialmente periférica.En mi análisis, esta malla nos remite al

antiguo concepto de región. Lejos de neutralizar la geografía, se integra en la infraestructura clásica

de las comunicaciones, como los trenes de gran velocidad o las autopistas que conectan los

aeropuertos. Paradójicamente, es esta infraestructura la que puede incrementar los beneficios

económicos derivados de la telemática.

3.

Estamos asistiendo a la formación de un "centro" transterritorial constituido en parte por el espacio

digital, a través de las intensas transacciones económicas de la red de ciudades globales. Estas

redes relacionan los principales foros internacionales y constituyen las nuevas geografías de la

centralidad. Las más pujantes relacionan los grandes centros internacionales de las finanzas y

negocios Nueva York, Londres, Tokio, París, Frankfurt, Zurich, Amsterdam, Los Ángeles, Sydney,

Hong-Kong. Pero en lo sucesivo se hará necesario incluir también ciudades como Bangkok, Seúl,

Taipei, Sao Paulo, Méjico o Bombay. La intensidad de las transacciones entre estas ciudades, así

como su volumen, en particular a través de los mercados financieros, de la oferta de servicios y de

las inversiones, aumenta considerablemente. Paralelamente, la desigualdad entre estas ciudades y

las demás ciudades de esos países ha aumentado, gracias a la concentración de los recursos

12

estratégicos y las actividades, subrayándose así el carácter transnacional de la centralidad.

En el caso de un paisaje complejo como el europeo, se observan más geografías centrales: una

global, otras continentales y regionales. Una jerarquía urbana centralizada relaciona las principales

ciudades, la mayoría de ellas con vocación de centralidad en el seno de un sistema global más

amplio que abarca París, Frankfurt, Amsterdam y Zurich. Estas ciudades participan también de una

red de capitales europeas financieras, culturales y de servicios. Algunas asumen una sola de estas

funciones, otras varias, y así vitalizan la región europea y están menos orientadas a la economía

global que París, Frankfurt o Londres. Tras ellas vienen las diversas geografías de la periferia: las

divisiones este-oeste y norte-sur, y otras más recientes. En Europa oriental, ciertas ciudades y

regiones, Budapest por ejemplo, atraen las inversiones, mientras otras quedan a la cola, como

sucede con Rumania, Yugoslavia y Albania. La misma división es perceptible en el sur de Europa:

Madrid, Barcelona y Milán ascienden en la nueva jerarquía europea, mientras Nápoles, Roma o

Marsella se estancan.

4.

Nuevas formas de centralidad aparecen en los espacios generados electrónicamente. Como por

ejemplo las componentes estratégicas en las finanzas. La relación entre el espacio real y el espacio

digital es compleja y varía según los sectores económicos. Pero cada vez más se percibe que las

configuraciones de gran complejidad de las actividades económicas situadas en el ciberespacio

13

comportan puntos de coordinación y de centralización.

11

Ver los importantes trabajos de Pierre Veltz sobre el espacio en archipiélago (Mondialisation: Villes et Territoires, op. cit.l.

Consultar también sobre las periferias (banlieue) a Liane Mozere, Michel Peraldi y Henri Rey, Inteligence des banlieues, éditions de

l'Aube, La Tour d'Aigues, 1999.

12

El tropismo de estas ciudades hacia los mercados mundiales muestra el problema de su articulación respecto a su nación, su

región o hacia la estructura económica y social ampliada. Las ciudades han estado siempre arraigadas en la economía regional, de

la que son a menudo un reflejo y ésta es aún la situación. Pero aquellas que constituyen lugares estratégicos en la economía global

tienen tendencia a desligarse de su región. Este fenómeno va contra la vieja idea asumida según la cual estos sistemas promueven

la integración territorial de las economías regional y nacional.

13

Ver Saskia Sassen, Cities in a World Economy, Pine Forge/Sage Press, Thousand Oaks, California, 2000 (nueva edición, edición

original de 1994).

LA CIUDAD GLOBAL Y LAS NUEVAS LÍNEAS POLÍTICO-CULTURALES.

La integración de las ciudades en esta nueva centralidad transnacional nos deja entrever a su vez una

geopolítica. Las grandes ciudades se convierten en lugares estratégicos, no solamente para el capital

global, sino también para el trabajo de los emigrantes y para la constitución de comunidades e

identidades translocales. En este sentido, las ciudades llegan a ser el foro de actividades "culturales".

Esta apertura política y económica transnacional da lugar a nuevas reivindicaciones y a unos derechos,

en particular a un derecho sobre el lugar. Esto podría por último acabar desembocando en unas formas

de ciudadanía nuevas. Siendo cierto que la insistencia en el carácter transnacional y en la hipermovilidad

del capital ha generado un sentimiento de impotencia en los actores locales, un análisis de lo local

muestra que la nueva red global es también una puesta en juego política y un motivo para el compromiso.

En la medida en que el desarrollo nacional (de los procesos sociales y de poder) se ve amenazado, verán

la luz nuevas geografías políticas que enlacen los espacios subnacionales. Las ciudades jugarán un

papel esencial. Asistimos tal vez a la emergencia de un nuevo tipo de política transnacional basada en la

ciudad. La emigración, por poner un ejemplo, es uno de los fenómenos principales sobre los que se

fundan una nueva economía política y unas estrategias translocales. Se trata de uno de los procesos más

arraigados en las grandes ciudades, en la medida que es allí donde se encuentran la mayoría de

inmigrados en los EE.UU., Japón y Europa. Veo ahí un elemento constitutivo de la mundialización,

15

aunque no sea habitualmente reconocido como tal. Pero esta situación que abre las posibilidades de

unificación más allá de las fronteras puede igualmente dar lugar a conflictos urbanos. El capital global y la

nueva fuerza de trabajo de los inmigrantes son dos actores decisivos, cada uno de ellos determina una

16

unión transnacional y pueden oponerse en la ciudad global.Estos asuntos necesitarían de

aproximaciones distintas a los estudios habituales de las élites políticas, los partidos políticos locales, las

asociaciones vecinales, las comunidades de inmigrantes, etc. Se podrían, pues, pensar las implicaciones

políticas de este espacio transnacional, a partir de las nuevas reivindicaciones a las que da lugar. La

ciudad se ha convertido en el soporte de nuevas exigencias: las del capital global, para el que tiene un

valor instrumental, y las de las poblaciones desfavorecidas, a menudo tan internacionales como el capital.

A partir de esta "desnacionalización" del espacio urbano y de sus nuevas demandas podemos

preguntarnos a quién pertenece la ciudad. Es un espacio que está físicamente centralizado y atrapado

entre los lugares estratégicos concretos y a la vez es transterritorial, puesto que enlaza puntos

geográficamente alejados pero intensamente conectados unos con otros. Si las grandes ciudades

engloban los sectores clave del capital global y al conjunto creciente de desfavorecidos -los inmigrantes,

las mujeres explotadas, las minorías en general y, en las megalópolis de los países en vías de desarrollo,

17

los enormes barrios de chabolas-, se concibe que se han convertido en el campo de todos los conflictos

y contradicciones. A partir de aquí pueden ser pensadas como los lugares donde se manifiestan las

contradicciones de la globalización del capital (incluso si no se puede reducir la ciudad a esta dinámica).

14

Ver Joan Copjec y Michael Sorkin, Giving Ground. Verso, Londres, 1999, John Alien, Coreen Massey y Michael Pryke,

Unsefhngüfies, Routtedge, Londres, 1999.

15

Saskia Sassen, Cities and their Cross-Border Networks, United Nations University Press (Tokyo) y BlackweK (Londres), 2000.

16 Frank Bonilla, Edwin Melendez, Rebecca Morales y María de Torres, Los Ángeles, Borderless Borders, Temple University Press,

Philadelphia, 1998, Saskia Sassen, Cities in 3 World Economy, op. cit.

17

N. del T. Chabolas significa villas miserias en Centroamérica.

Como conclusión, el análisis de la globalización por medio del concepto de ciudad global conduce a

insistir más en las componentes estratégicas de la economía mundializada que en las dinámicas de

homogeneización más vastas y difusas, generalmente asociadas a la mundialización del consumo. Esto

permite tener en cuenta y reformular las cuestiones de poder y desigualdad entre los sectores y los

espacios urbanos. Esta aproximación abre también un interrogante sobre los temas de gestión, soporte y

de financiación de la economía global.

En segundo lugar, el concepto de ciudad global hace hincapié en la economía en red, en función de las

actividades que se encuentran en ella: las finanzas y los servicios especializados, los nuevos sectores

multimedia y las telecomunicaciones. Estas actividades se caracterizan por las conexiones

transnacionales y por un reparto de especialidades entre las ciudades, más que por la competencia

internacional en sí. En el caso de las finanzas globales y de los servicios especializados proveedores de

las firmas y los mercados globales -asesoramientos fiscales, contables, crediticios, en telecomunicaciones-

nos encontramos sin duda ante un sistema sin fronteras, integrado en un grupo de ciudades de

diferentes países. Es, de hecho, un sistema global. En resumen, y volviendo de nuevo a la dinámica

transnacional y en red de las ciudades globales, se entiende la intensidad creciente de las transacciones

en los demás dominios -político, cultural, social, criminal-.

Las ciudades globales del planeta son el terreno donde se actualizan localmente una multiplicidad de

procesos mundializantes. Son estas realizaciones locales las que constituyen lo esencial de la

globalización. Reencontrar el lugar significa reencontrar la pluralidad de registros del paisaje. La gran

ciudad actual se ha convertido en el lugar estratégico de todo tipo de nuevas operaciones -políticas,

económicas, "culturales", subjetivas-, uno de los nodos donde tanto los favorecidos como los excluidos

formulan nuevas reivindicaciones, y donde éstas se constituyen y encuentran su expresión concreta.

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