Un niño frente al Muro

Un niño frente al MuroProyecto editorial: Darío CocettaRedactor responsable: Norma Haydée RozadasLa conciencia del orden imperial. “(L) a doctrina de movilización permanente y de guerra preventiva marca el pasaje de una gestión hegemónica clásica, destinada a mantener el statu quo mediante una combinación de coerción y de cooperación, a una estrategia de expansión imperial que tiene como corolario la guerra perpetua: “Una entidad política que dispone de una potencia militar aplastante y que utiliza ese poder para influir en el comportamiento de otros estados se llama, de hecho, un imperio (...). Nuestro objetivo no es combatir a un rival, puesto que no lo hay, sino conservar nuestra posición imperial y mantener el orden imperial” .- (1)El capitalismo en su etapa de dominación planetaria, llega a su límite existencial. El ancho de sus hombros ya porta su último sayo. No es una especulación nacida de una borrachera en nuestros suburbios, es la inquietante verdad que construye la observación de sus equívocos logros, y del trastabillar torpe de quienes trabajan para que se concrete su proyecto político.¿Cuál es el orden? Ese orden existe, sostenido en el ideario bélico y su secuela de muerte. Bajo distintas formas, a través del tiempo lo han consolidado. Parece una mala mentira, pero los datos hablan por sí. La esclavitud, con nuevos ropajes, nos recuerda la demencia que aún persiste en nuestras sociedades. Un sistema que excluye, porque luego de conquistar territorios no puede permitir la supervivencia de las culturas y diversidades sometidas. Tan limitados son, como son de peligrosos. En tiempos donde los sistemas de control son vivados por los propios controlados, parece irreal que en nuestros estados soportemos esta consecuencia de la sumisión que imponen.¿Cuál es el orden? Las dos terceras partes del planeta sufren hambre. No es un eufemismo, ni una ilusión. No es obra del azar tanta pérdida, es nada más y nada menos que la cosecha de esta siembra.  La conciencia de sabernos en el borde. Negados hasta el residuo, nuestras vidas están aquí, en el borde. Este territorio existencial, donde a pesar de todo, todo germina y donde todo puede tener utilidad.La ideología funcional a los intereses imperiales, intenta convencernos del fatal final de nuestro territorio periférico, y la necesidad de su conversión en un espacio continuo y plano. El mundo que tiene “viabilidad” en el futuro, es su centro -hedonista y disciplinador- que se expande hasta los límites que le plantea la coexistencia con otras miradas u otras cosmovisiones.Esa insistencia ideológica disparada desde los medios masivos de comunicación y sostenida fundamentalmente por quienes se encuentran en el mundo incluido, lejos de mostrar la tranquilidad de quien comprende el mundo que habita y su devenir muestra la ansiedad patológica del neurótico. Una inseguridad que no detiene sus actos, porque su proyecto de vida (individual y colectiva) tiene que responder a la continua expansión de su hábitat. En esa expansión se irá perdiendo, por conquista y supresión, toda la inmensa variedad de vida que late en el otro. Pueblos enteros, y grupos diversos también en su totalidad han desaparecido, u hoy están en riesgo de extinción.El proyecto político imperial tiene la necesidad de correr en forma permanente los bordes de territorio, y aquí en el borde, estamos nosotros.En la semana trágica de diciembre 2013, con más de 10 muertos, la señora Presidenta, a los 30 años de democracia, al lado de grandes artistas de la noche porteña, bailó, movió sus caderas y tocó el tamboril: estaba en sus mejores momentos. “¿Muertos? ¿Qué es eso?  “Son inventos de Clarín, señora. Siga bailando, que lo hace bien”   El país envió a Sudáfrica, para despedir a Mandela, al impresentable de Boudou, como si los sudafricanos fuesen tan ignorantes que desconocerían la talla del representante. La conciencia. La conciencia es nuestra mirada posible. Esa conciencia me permitirá una afirmación existencial, una certeza sobre lo que vivo y una certeza de qué falta comprender y asimilar. Tener conciencia es conocer los rumbos que uno deba transitar. La concientización global. La concientización global, no importa tomar el total conocimiento de lo que se ve, de lo que nos da como alimento el asesino,….. el orden imperial. Esta conciencia, ya son nuestro derrotero. Esa conciencia muestra los surcos por donde transitamos. Por el contrario, la conciencia global perfora el muro que nos han construido. La posibilidad de una concientización global, es lograr ir más allá de la propia visión de la encarnadura, que es el mundo y quienes lo habitamos, según el relato ajeno de sus  dueños.Buscamos esa conciencia. “La liberación es el movimiento (…) transontológico por el que se traspasa el horizonte del mundo. Es el acto que abre la brecha, que perfora el muro y se adentra en la exterioridad insospechada, futura, nueva en realidad” . (2)Tenemos en cuenta una realidad descripta por el palentólogo Teilhard de Chardin:  “Un ordenamiento planetario de la masa y de la energía humana, coincidiendo con una irradiación máxima de pensamiento, una ´planificación’ al mismo tiempo externa e interna de la humanidad, es lo que nos espera he ahí  hacia dónde vamos inevitablemente, bajo la presión creciente de los determinismos sociales”   3 Como vamos caminando a un Ser-Más, queremos compartir con todos la necesidad de globalizar nuestra conciencia, abriéndonos a nuevas experiencias, a nuevas ideas, a nuevas inquietudes. Si bien es cierto que vivimos en el sur del Sur, también lo es que juntos podemos avanzar, en un sano pluralismo, a mejores condiciones de vida, destruyendo los nuevos Auschwitz que el capitalismo salvaje  ha diseminado en nuestro continente: minería depredadora, deforestación del bosque nativo, persecución a los Pueblos Originarios. Un camino se nos abre: la solidaridad. En vez del “animémonos y vayan”, digamos: “animémonos y vayamos”. Tiene razón Francisco: “La solidaridad es una reacción espontánea de quien reconoce la función social de la propiedad y el destino universal de los bienes como realidades anteriores a la propiedad privada. La posesión privada de los bienes se justifica para cuidarlos y acrecentarlos de manera que sirvan mejor al bien común, por lo cual la solidaridad debe vivirse como la decisión de devolverle al pobre lo que le corresponde. Estas convicciones y hábitos de solidaridad, cuando se hacen carne, abren camino a otras transformaciones estructurales y las vuelven posibles. Un cambio en las estructuras sin generar nuevas convicciones y actitudes dará lugar a que esas mismas estructuras tarde o temprano se vuelvan corruptas, pesadas e ineficaces” 4 ¿Qué nos ayudará a tomar esa conciencia? Son cosas sencillas, pero uno debería prestarle atención.La conciencia de saber que ya casi somos cuerpos tomados. Objetos del sueño que han pensado los conquistadores. La conciencia de saber que a pesar de ello, anida aún en nosotros el instinto de supervivencia, la fraternidad, y el amor a la vida. Que en ese rastro irreductible e invicto, en ese rincón de nuestra existencia, desde siempre y para siempre, habita la posibilidad de crecer libre.La conciencia de saber que nuestro cuerpo está todo el día a la espera de ese momento de liberación. Un momento, que paradójicamente, se da en nuestros días reiteradamente (aunque lo neguemos por vergüenza). Un momento en que se desactiva por instantes el GPS montado por el imperio desde nuestra cuna. Ese será el momento. Podrá ser en cualquier momento, y en cualquier situación. Una vez que uno se anima a derribar el miedo, y a afirmar aquello que en el fondo de nuestra mente y nuestro cuerpo nos dice que es bueno. Como un niño,  como cuando éramos niños. En ese momento tendremos frente a nosotros la posibilidad de perforar el muro. A pesar del miedo a lo que vendrá, sabemos que es bueno, que es justo, que es bello, que es solidario. Algunos pensadores americanos, le han puesto nombre a este innombrable 5.La conciencia de saber que es tan fuerte nuestro amor por la vida y por el otro, que ni las más pesadas de las cadenas, ni las más persistentes y aterradores de las amenazas van a detener esa búsqueda que nos acercan a la libertad. Sabemos con el salmista que vendrá el Liberador “para que juzgue a tu pueblo con justicia  y a tus pobres en los juicios que reclaman.Pues librará al mendigo que a él clama, al pequeño que de nadie tiene apoyoél se apiada del débil y del pobre, él salvará la vida de los pobres” (Salmo 72: 2.12-13)Notas 1 “El imperio de la guerra permanente. Estados Unidos y la mundialización liberal” Editado por el periódico mensual Le Monde Diplomatique  , edición cono sur  , Capital Intelectual , Buenos Aires 2007 , Pág. 67.- 2“Filosofía de la liberación” , Ediciones La Aurora , Buenos Aires 1985 Dussel , Enrique , pág. 77 .-3. El porvenir del hombre, Taurus. Madrid , 1962, pág. 165.4.Evangelii Gaudium, pár.1895  “El momento analéctico es la afirmación de la exterioridad : no es solo negación del sistema desde la afirmación de la totalidad (…). Afirmar la exterioridad es realizar lo imposible para el sistema (…) es realizar lo nuevo , lo imprevisible para la totalidad , lo que surge desde la libertad incondicionada, revolucionaria , innovador “Filosofía de la liberación” , Ediciones La Aurora , Buenos Aires 1985 Dussel , Enrique , pág. 182.-

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